Esta
primera entrada la quiero dedicar a mis abuelos, a mis tíos y como no, a mi
padre.
El recuerdo que tengo de mis abuelos no es precisamente referido a la cocina y sus hijos (tuvieron 5 y todos varones) por la época en la que nacieron y por su condición masculina ninguno ha destacado en los menesteres culinarios, sin embargo varios de mis primos tienen una mano especial con las cazuelas (también los hay que no han nacido con ese don, jeje).
Los
mejores recuerdos son de las comidas de Navidad, recuerdo una mesa enorme en el
comedor de mis abuelos y todos sentados por edades, las poesías de mis primas
pequeñas, la fila que hacíamos para que nos diesen el aguinaldo (alguno se
ponía dos veces) y al terminar nos íbamos todos los primos al cine.
Hemos tenido la suerte de criarnos todos juntos, en la casa de las ventanas
verdes, por lo que ha habido bastante relación entre nosotros desde pequeños.